jueves, 3 de junio de 2010

De Otras Plumas





Sobre el tema de la resaca electoral, copiamos una breve columna del escritor Arturo Guerrero, publicada el 2 de junio en el diario El Colombiano de Medellín.

No deja de maravillar que El Colombiano, uribista a morir, le abra una ventana a otros pensamientos.

Felicitamos a este diario paisa por tal apertura, y sin su permiso le aplicamos tijera a su sección de opinión. Va pues la prosa del Guerrero:


Arturo Guerrero: "Eso depende de la forma como se asimile el golpe".

(Foto: González-Quintero).



Para qué sirve la esperanza

Por: Arturo Guerrero


El país ha vuelto a su situación real. Vivimos en una sociedad de dos tercios contra uno.

Durante los últimos dos meses se creyó que esta proporción iría a modificarse, gracias a la incursión de muchos jóvenes cundidos de hastío. Pero no.

Prevalecieron las decisiones capturadas por mendrugos en acción, halagadas por sancochos domingueros, atemorizadas por fantasmas alevemente revividos.

En dos meses habría sido hazañoso modificar ocho años de prédica del odio y treinta de penetración de un modelo de pensamiento originado en el polvo blanco.

¿Qué sucedió entonces en estos abril y mayo cobijados bajo el ala de los ángeles? Aconteció la esperanza.

Un acento diferente sonó como música en oídos acostumbrados a los clamores de las víctimas.

Se hablaba en él de asuntos básicos, sencillos, como ese de considerar sagrada la vida de cada cual. Pero a tal colmo hemos llegado en nuestro matadero cotidiano, que esos tópicos obvios se instalaron como perfume en los seis sentidos de la muchachada.

Ahora bien, la eclosión de la esperanza es un orgasmo intenso pero pasajero. Nadie aguanta una vida en orgía perpetua.

El domingo pasado, las dos terceras partes de este país obnubilado pusieron en su modesto sitio a las leves huestes del futuro. Se comprobó que la esperanza no había permeado más allá de la simple proporción de los descontentos de la última década.

¿Es argumento de desánimo o de blasfemia esta comprobación?

Más bien es la campanada del realismo trágico.

¿Sirvió entonces para algo ese entusiasmo peregrino?

Eso depende de la forma como se asimile el golpe. Puede aniquilar futuras esperanzas o puede poner pies en tierra firme para aclarar la neta plataforma del presente y alumbrar cielos tocables con las manos.

Es que la esperanza es la escritura mental del porvenir. Gracias a ella nos es dado en adelantos el mundo que merecemos.

Tanta gente conglomerada alrededor de un entusiasmo, tantos motivos vinculados con la vida, la cultura y la derrota del miedo, son la prefiguración de tantos sueños.

Y se sabe que nada hay más peligroso que los sueños bien soñados.

Para eso sirvieron estos dos meses pasados, para identificar la cara del futuro, para medir la estatura del obstáculo, para echar a rodar un empuje que tuvo un inicio delirante.

El horizonte no puede ser chato, pues el país de los niños inocentes no se arranca en veinte días de las fauces del ogro.

2 comentarios:

taranto dijo...

Arturo, gracias por los alientos que genera su escrito.
El muchacho de la foto, que es amigo mío, un joven a quien también le cundió el hastió, decidió no matarse: ¡LE SALVASTE LA VIDA".
Gracias mil.

ONESIMO dijo...

LA ESPERANZA Y LA ADMINISTRACIÓN PUBLICA

Cuando Usted habla de una sociedad de dos tercios CONTRA uno, sin querer hace mención, según mi humilde opinión, al verdadero problema de Colombia. Los buenos contra los malos. En esta percepción, cada bando se abroga el derecho de ser el bueno de turno y el resultado es el conflicto permanente.
Criticar, o mejor, descalificar una cantidad de trabajo enorme (por supuesto, susceptible de mejorar), con el rabioso “mendrugos en acción”, y a renglón seguido, hablar de “ocho años de prédica del odio”, es cuando menos, una contradicción.
Pensar que con la llegada de un candidato (cualquiera que sea), se van a cambiar 30 años de penetración de la cultura mafiosa, es más que simple esperanza; es delirio.
Los cambios en el mundo real de la administración, son graduales y se logran con un método muy sencillo pero potente: se conservan todos los esfuerzos anteriores valiosos, se analizan sus resultados con respecto a los objetivos, se hacen los ajustes necesarios, se actúa de acuerdo con las correcciones y luego se verifica que los ajustes hayan surtido efecto. Todo medido con cifras estadísticas. El proceso sigue así indefinidamente, resolviendo cada vez, mejores problemas. Los jóvenes saben que hablo del PHVA.
La educación se está aproximando a los índices de cobertura deseados. Lo que sigue en mi opinión, es mejorar su calidad y cuando hablo de calidad, incluyo el tema de la erradicación de la cultura mafiosa. Esa sería una meta difícil, pero alcanzable. Usted le llamaría “hazañosa” y su ejecución debe estar en cabeza de docentes altamente calificados.
La frase “La unión hace la fuerza”, Yo la entiendo como la unión de los COLOMBIANOS en torno a unos objetivos trazados -por ejemplo, por estos 6 líderes-independiente del candidato triunfador.