sábado, 2 de octubre de 2010

La Columna de don Onésimo (V)

Por los ‘Estudios Centrales’ de Chipreviejo, donde se generan estas disparatadas entradas, arrecian los tempestuosos vientos de “la más hermosa y sutil de las mentiras”… ¡LA DEL AMOR!



Don Onésimo, ausente un bimestre de este Blog, anda a la caza de aquellos tiernos refugios, que son nuestra única salvación. Su nueva Columna es prueba enloquecida.





LOS TAXISTAS DE MANIZALES (2)



Bueno señor, ahora vamos de regreso a Chipre –le dije.


Como no, con mucho gusto. Oiga… muy bien, muy bien ¿no?


Yo realmente no sabía a qué se refería, pero él seguía conversando…


A mí también me gustan las mujeres jóvenes. Son más cariñosas, y esa piel. Yo tengo 54 años, y mi señora 25. Llevamos tres años de casados y nos entendemos muy bien. Es que el espíritu no envejece. Yo por dentro, sigo siendo tan joven como hace 20 años. Es el cuerpo, es la apariencia la que hace que le digan a uno viejo.


Eso está muy bien –dije–, pero la chica que acabamos de dejar en su casa, ya es una mujer madura, tal vez unos 15 años mayor que su señora, sin embargo se lo haré saber. Se sentirá halagada.


Usted no es de aquí ¿cierto? –me pregunta.


No. Yo soy de Cali, pero desde hace cinco meses, estoy viviendo en Manizales.


Pero por lo que veo, le está yendo muy bien –me dice socarronamente.


A Ella la conozco hace muy poco, un mes aproximadamente, pero sí, usted tiene razón. Estoy muy contento acá y estoy tratando de conquistarla. El miércoles precisamente, le llevé una serenata.


Y una mujer así, se la merece. Y estoy seguro de que apreciará mucho el detalle –continuó diciendo el taxista–. Es muy bonita y por lo que les venía escuchando, es una mujer inteligente y preparada, y además lo trata a Usted muy bien, muy delicadamente.


Las serenatas son –me decía–, una buena manera de expresar los sentimientos. Siga así, es cuestión de paciencia. La conquista para Mí, es una obra de fina artesanía y necesita de tiempo para que ellas se aseguren de que uno es el hombre que andan buscando. Aunque le digo una cosa: las mujeres escogen al hombre que quieren que las conquiste. Nosotros seguimos el juego de la conquista, pero la escogencia ya está hecha cuando comienzan a aceptar sus invitaciones.


O sea que usted cree que ella ya se decidió por Mí –le pregunté interesado.


Por supuesto, mi amigo. Sólo hay que escucharla cuando le habla. Suenan como campanitas.


¡Hombre, Dios lo oiga! ¿Cuánto le debo?

1 comentario:

Anónimo dijo...

Efectivamente amigo, la escogencia ya está hecha.......Las mujeres decidimos sin duda¡¡¡¡¡¡